Chris se está convirtiendo en un vampiro
Chris tiene graves problemas, sus padres están a punto de divorciarse, su hermano mayor es una peste, la chica de la que está enamorado no sabe que existe y sus mejores amigos se están distanciando de él. Pero el colmo es que, mientras sufre toda clase de cambios hormonales normales en la adolescencia, Chris también se está convirtiendo en un vampiro.
La gente de su pueblo en Massachusetts está habituada a los asesinatos cometidos por los chupa sangre. Cuando atrapan a uno, éste ni siquiera tiene derecho a juicio: es violentamente linchado y su corazón atravesado por una estaca. La perspectiva no es buena. Conforme su sed de sangre se intensifica, a Chris le cuesta más trabajo ocultar su transformación. No puede comer, no puede dormir... y lo peor de todo es que no le puede contar a nadie lo que le sucede.
Sus padres creen que está metido en drogas, sus amigos que se está volviendo loco. Chris sabe que tiene que beber sangre pronto, o morirá. Pero una vez que empiece, ya no habrá vuelta atrás. ¿En quién puede confiar? Si se lo cuenta a su familia y amigos, ¿lo entregarán a las autoridades y lo matarán? Mientras trata de salvar al mundo, y de paso a sí mismo, el pobre Chris tiene que lidiar con las peleas de sus padres, la inmadurez de sus amigos y las hormonas de la adolescencia.