Este libro reúne más de un centenar de obras del artista español Eduardo Arroyo, y está centrado en dos aspectos que hasta ahora apenas habían sido expuestos y, desde luego, nunca confrontados el uno al otro.
Se trata, por un lado, de su faceta de retratista. Arroyo ha sido, desde sus inicios, un pintor de retratos (y autorretratos), tanto de personajes de ficción como muy históricos y reales. Estos últimos han sido el objetivo principal a la hora de seleccionar las obras para este libro.
Por otro, la fotografía, que le atrae no tanto como práctica artística sino en su papel de soporte de la memoria familiar y social: viejas fotografías de los rastros y los mercadillos, los desechos de los álbumes familiares y las fotografías de autor desconocido y gentes anónimas, sobre cuyo soporte y cualidades ha trabajado e intervenido —pintándolas, cortándolas, fragmentándolas, yuxtaponiéndolas a dibujos, pinturas o papeles de calco, haciendo collages y foto–collages, seriándolas— como mejor le ha parecido y más convenía a sus intereses pictóricos.
Exposición en la Fundación Juan March de Palma de Mallorca a partir del 22 de febrero de 2013.