A Helen Levitt, la gran fotógrafa norteamericana del siglo XX junto a Dorothea Lange, se la conoció por sus fotografías de calle. En ellas retrataba la cotidianidad de Nueva York, el lado íntimo de esa gran ciudad, en realidad, incomprendida. Este libro se inicia como una relectura de su libro crucial, A Way of Seeing, prologado por James Agee en su primera edición, desde tres perspectivas distintas: las de Alan Trachtenberg, Jean-Francois Chevrier y Jorge Ribalta.