Émile Zola (1840-1902) es el novelista más importante del naturalismo y es también un crítico de arte radical. Amigo de Cézanne y de Manet, defiende a los grandes artistas románticos, a Delacroix de un modo especial, y naturalistas, Courbet. Defiende con denuedo un arte que se aproxime a la naturaleza con la energía y la verdad de un temperamento, una concepción afín al naturalismo de sus novelas.
Publica la primera, La Confession de Claude, en 1865, momento en el que también escribe sobre Manet y el Salón de los Rechazados, e inmediatamente después sobre el Salón de 1866 en varios artículos que suscitan una gran polémica. Al año siguiente contrapone a Manet con los «pintores oficiales» y expone los principios del naturalismo en su novela Thérèse Raquin. A esta seguirá la serie de Rougon-Marcquart y novelas que causan sensación y escándalo: L?Assommoir (1876), Nana (1880), Germinal (1885) y L??uvre (1886), ocasión de su ruptura con Cézanne. Continúa publicando novelas fundamentales para el naturalismo, La Bête humaine (1890) y la última de la serie de Rougon-Marcquart, Docteur Pascal (1893).
Su intervención en el «affaire Dreyfus» y la publicación de J?Acusse en L?Aurore (1898) le conducen al exilio en Inglaterra, cuando ya se había mostrado escéptico sobre el arte moderno, tal como se pone de relieve en una encuesta de Jules Huret (1891): «Je crois à une sorte de classicisme du naturalisme».
Título: EL TEMPERAMENTO Y LA NATURALEZA. ESCRITOS SOBRE ARTE