Este número de Eñe transita carreteras secundarias para evitar las multas:
demasidas plazas, demasiada velocidad… En él, quizá vencido por el paso
de los años, con muchos kilómetros de más, se desplazan una chica valiente
y un chico —ya no tanto— que colecciona accidentes y una niña que aprende
que incluso jugar hace daño, y unos niños fascinados por las historias
—por las que se recuerdan al narrarse— y unos hermanos colgados del presente
—que se recordará para narrarse—, y alguien que sueña con un futuro
mejor y alguien a quien le duele el pasado de otro, y se cuela también una
pareja que se niega a sacarse el carné de conducir.
Se enciende el motor y, con él, se encienden los recuerdos. No falla: Eñe
se desenvuelve sobre ruedas —las de un coche varado sobre mar o sobre
tierra, las de un taxi, las de un autobús—, a ras de tierra, con la urgencia
de debe responder a una llamada en otra parte, o de quien siente que
su aquí no es su aquí. Siete relatos de Ronaldo Menéndez, Andrés Barba,
Kiko Amat, Enrique Planas, José Luis Torres Vitolas, Lina Meruane y Aloma
Rodríguez, unidos a la poesía de Berta García Faet y Gary Snyder, en los que
el olor proustiano a magdalena se confunde con el de la gasolina.
En este número de Eñe también viajan el diario de J.J. Armas Marcelo,
que acelera por los libros ajenos y propios, y viajan los poemas de Ángel
Petisme —a domicilio y a algunas ciudades, al Hostal Tokio y al Nueva York
de la televisión—, y la biblioteca de Juan Pedro Aparicio, un «diario personal
» de una vida de lecturas aquí y allá, y las piezas que conforman la nueva
novela de Carlos Labbé, que edita Periférica y preestrena Eñe.
Te hemos reservado el asiento del copiloto. Prepara un mapa por si nos
perdemos; o, mejor aún, olvídalo y deja que este número de Eñe te conduzca
por las carreteras que las guías nos ocultan. ¿Salimos ya?