Toda colección de arte que quiera ser contemporánea debe constituirse en un espacio abierto a distintas lecturas y múltiples significados, que deje al margen las intenciones acumulativa e enciclopédica. A partir de esta idea el MACBA llevó a cabo el 2002 una relectura de su colección, con la voluntad de revertir el carácter burgués, teleológico y progresivo de la historia del arte que había marcado gran parte del coleccionismo europeo.