Te he dicho que por muchas veces que te hayas negado a entrar en el santuario, sólo tienes que llamar tocar y la puerta se abrirá. Te he dicho: "Pide y se te dará", pero te niegas a creerme. Crees que alguien está contando tus pecados, tus momentos de indecisión o recalcitrancia, pero no es verdad. Tú eres el único que cuenta.