A Winnie siempre le ha fascinado el espacio. Por eso decide que es el momento adecuado para visitarlo, aunque Wilbur no está tan seguro. Al aterrizar en un planeta lejano encuentran unos habitantes pequeños, con largas orejas y nariz nerviosa. Son curiosos y amistosos, pero estos conejos espaciales tienen hábitos alimenticios muy extraños: ¡les gusta el metal! Para ellos el cohete de Winnie es una alimento delicioso. ¿Qué harán Winnie y Wilbur para salir de este aprieto y regresar a casa?