El tránsito de género es un recorrido vital que estuvo secuestrado por la religión, la academia, la industria y la medicina. En manos ajenas, el género, como la raza, se convierte en instrumento de dominación. Por eso hay que tomarlo en nuestras propias manos: para que no sean otros quienes nos ubiquen, clasifiquen y digan quién y cómo hay que ser.
En estos diarios que se mueven entre la crónica y el ensayo filosófico, se cuestiona el género y se indaga en lo corporal y lo sexual, invitando al lector a iniciar un diálogo consigo mismo para preguntarnos si el cuerpo que habitamos es el lugar en el que queremos estar.
Me llamo Sion Serra y decidí realizar una doble transición de género. Abandoné mi cuerpo masculino para convertirme, temporalmente, en Hannah.
Aquí os cuento mi historia.
«Como en una suerte de Odisea de Homero "vintage", nuestra Ulises particular nos habla de un viaje corporal de vuelta a casa, uno que importa y nos incumbe, cargado de honestidad, verdad, humor y profundamente existencial».
Pau Aran Gimeno, bailarín y coreógrafo