Ignacio Padilla es un brillante ejemplo de esa narrativa empeñada en someter el qué de la historia a un exigente cómo.
Vicente Leñero
Una colección de cuentos sobre las bestias, entendidas como una alegoría de lo fieramente humano. De las arañas que alteran la memoria a los depredadores invisibles y de allí a esos seres que los grandes maestros usan para fabricar sus mejores espejos, el libro juega con la tradición de los bestiarios en la cuentística latinoamericana y los infinitos relatos orales, surgidos en todas las culturas que han vuelto la vista hacia sí mismas a través de sus monstruos: el Talmud, los tratados de alquimia, los informes de viajeros europeos del siglo XVII, el sufismo, el budismo, los gabinetes de maravillas y la narrativa miscelánea del renacimiento.
Ignacio Padilla representa la continuidad y el refortalecimiento de la literatura en nuestro país. Dice lo que no puede decirse de ninguna otra manera: las razones del corazón y de la cabeza que la cabeza y el corazón ignoran.