«Impresionante y maravilloso, de una escritora tocada por la gracia. El debut más potente que he leído en años». JOSEPH O’CONNOR
He aquí la historia de amor entre un hombre y sus libros, y entre ese mismo hombre y su perro, resumen argumental que no desdice la originalidad de Florido granado caduco marchito, una novela en la que no se humaniza a los animales y los libros no salvan a nadie, una conversación a una sola voz en la que transcurre a través de las cuatro estaciones, digamos metafísicas, del título. Eso y una serie de palabras sencillas, convertidas por obra de «una escritora tocada por la grandeza» en «obra maestra del lenguaje», en poesía. La primera novela «humilde», y no por eso menos «artísticamente insigne», «singularmente imaginativa», «a veces cómica y a veces desgarradora», «sorprendente», «auténtica», «ambiciosa», «triste, sólida, frágil, ingeniosa» y «rebosante de vitalidad» de Sara Baume, que tiene un perro tuerto pero dice haberse inventado esta historia que solo ella podía inventar.