Los niños pequeños están sumergidos en un mundo de lenguaje que comienzan a aprender casi tan pronto como salen del vientre materno; lenguaje lleno de expresiones y onomatopeyas que transmiten toda clase de emociones, tanto las propias como las de los adultos que los rodean.
En este libro, Claudia Rueda, con la astucia y el encanto que la caracterizan, explora una de las
modalidades de la comunicación humana haciendo un guiño a los emojis, que las nuevas generaciones saben usar como una lengua materna.