Entre 1999 y 2005, Bunbury perfiló y definió su carrera solista. lo hizo por medio de tres discos que ya son historia esencial del rock español: Pequeño, Flamingos y El viaje a ninguna parte. Obras valientes, arriesgadas y distintas entre ellas, pero unidas por el cuidado en la composición e interpretación, por la búsqueda del sonido diferenciador y único, libre de ataduras. Asumiendo que, desde el rock, podía aproximarse a cuanto género musical necesitara para levantar sus canciones. Para que la experiencia llegara a buen puerto, requería de una banda que comprendiera sus intenciones y le acompañara tanto en estudio como en directo. Así creó El Huracán Ambulante, una formación versátil que logró llevar sus ideas adelante y que permanecerá por siempre en el recuerdo de quienes la vieron descargando en directo.
Durante ese periodo, Bunbury, además de consolidarse en España, comenzó a forjar su leyenda en América, recorriendo el continente prácticamente desde abajo y en constante ascensión: de los garitos a los grandes escenarios. Fueron unos años —y unos discos— intensos que son celebrados y analizados en El mundo sobre el trapecio, con el testimonio de primera mano del mismo Enrique Bunbury, los integrantes del Huracán Ambulante y los colaboradores esenciales en la trastienda profesional del músico. Un libro que se adentra en las luces y las sombras de ese tiempo en que Bunbury dejó su pasado atrás y fue definitivamente él mismo.