En 1967 el tándem formado por Al Williamson y Archie Goodwin se encarga de las aventuras de X-9, que solo es llamado así en las dos primeras aventuras, para pasar a ser identificado únicamente como Corrigan, agente secreto.
Estamos ya en la segunda mitad de la década prodigiosa, y la influencia de James Bond lo permea todo.
Aunque estas historias tratan de eludir los gadgets y la parafernalia propia del agente 007 (y de ahí viene, quizás, el eludir la sigla X-9 del protagonista) es inevitable que haya situaciones de paralelismo y que se acabe por incidir en las temáticas bondianas.