MARIE DE LA TRINITE
(Lyon, 1903) descubrió su vocación religiosa muy tempranamente, en medio de una infancia llena de dificultades. Su vida está marcada por una experiencia mística (en 1929) con la que se inicia un conflicto de obediencia con la vida monástica. Sintiéndose enferma, busca la ayuda de psiquiatras y psicoanalistas, entre los cuales se encuentra el Dr. Jacques Lacan. La cura química que emprende en 1954 en el hospital de Bonneval la conduce al borde de la locura. Tras atravesar esta experiencia límite se reincorpora a la vida en el convento, planteándose su vida espiritual de un modo que tiene en cuenta lo aprendido durante su enfermedad y su psicoanálisis. A partir de 1956 comienza su período de formación como psicoterapeuta, pasado el cual se reincorpora nuevamente al convento en Flavigny. Cuando la congregación abandona el lugar en 1970, permanece hasta su muerte —en 1980— sola en una pequeña dependencia del antiguo convento.